Poca gente de da cuenta que ese tipo de felicidad al final resulta estar vacío, que para ser felices no hace falta publicarlo y para poder sonreír a la vida lo más importante es nuestra felicidad interna que la felicidad con los quinientos amigos del Facebook o los cientos de 'likes' que conseguimos en Instagram.
La vida pasa rápido y sin darnos cuenta es eso que pasa mientras nos preocupamos de parecer felices en vez de serlo, de grabar momentos en vez de vivirlos y de publicar fotos de momentos vacíos.
Poco a poco las personas te demuestran que para ser feliz primero hay que estar contento y satisfecho con uno mismo, que no pretendas arreglarle la vida a alguien, primero empieza por estar orgulloso de ti y después ya puedes dar consejos.
La vida pasa rápido sí, que un día estabas con tus amigos en el colegio jugando a las peonzas, al siguiente en la universidad y en un abrir y cerrar de ojos estás trabajando y puede que hasta con algún hijo al que tu le tengas que enseñar a encontrar la verdadera felicidad y no a simular una felicidad vacía.